sábado, julio 30

Lluvia de un día antes

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Día para no salir de la casa, para acostarse en el sillón al lado de la estufa, para tomarse una taza de chocolate caliente, para ver películas tapada hasta las orejas y leer García Márquez, entre otras cosas que por el calor de la leña no puedo pensar.

Así, tal cual, fueron muchos días en aquel país de hielo. Con la diferencia de ser éste un tanto más especial: mi último día dentro de la década de los dieci-tantos. Y para (no)variar, echada como de costumbre.

Buena manera de honrar los casi terminados 19. Nos vemos a los 20.

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